Cuenca, una visita imprescindible a la ciudad Patrimonio de la Humanidad

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Cuenca, una visita imprescindible a la ciudad Patrimonio de la Humanidad

Cuenca, una visita imprescindible a la ciudad Patrimonio de la Humanidad

Cuenca es una ciudad que vive colgada en sí misma, desafiando al propio vértigo y las alturas y cuyos habitantes siempre miran para abajo con el fin de sentirse pequeños entre un paisaje escenario de infinidad de leyendas y poesías. La visita guiada de Cuenca te sumerge de lleno en esa ciudad alta, sobre rocas y encaramada a la piedra como si de un clavo ardiendo se tratara.

Solamente la llegada al Castillo, lugar de inicio de la visita guiada con las mejores vistas de Cuenca, ya da buena cuenta de la inferioridad del ser humano con respecto a la naturaleza que lo rodea. Siguiendo la Hoz del Huecar, auténtico monumento realizado por el agua y el aire tras miles de años, somos testigos de la belleza de un paisaje prácticamente inalterado, con vegetación endógena de ribera que las estaciones hacen cambiar de atuendo y verticales paredes de piedra que flanquean al camino. La llegada al Castillo, donde se encuentra el parking y da comienzo la visita, es el lugar más alto de la ciudad. Podrán observarse los antiguos restos de la fortificación que protegía la ciudad de Cuenca en su flanco más débil y atravesar el famoso Arco de Bezudo, única vía para salir y entrar de la ciudad por esa zona. Pero sobre todo destacan las vistas, espectaculares, de las dos Hoces que rodean y defienden en leal compañía milenaria la ciudad de Cuenca, la del Júcar y el Huécar. La del Júcar, todo paisaje serrano, con el río al fondo y los Ojos de la Mora que siempre lo vigilan y guardan; la del Húecar, monumental y vertiginosa, con el Parador de Turismo como una isla en la tierra y su cordón umbilical con la ciudad, el Puente de San Pablo que da acceso a nuestras ilustres Casas Colgadas, última parada de la visita.

Seguimos descubriendo Cuenca en nuestra visita y lo primero que nos encontramos es el antiguo cuartel de la Inquisición, que ahora mismo funciona con fines mucho menos condenatorios y en el que se alberga el Archivo Provincial. En su explanada recibe al turista un poeta de áureas letras que vivió en ese famoso Siglo por todos escuchado, Fray Luis de León, conquense y de ascendencia conversa que participó en la creación del calendario gregoriano.

Se continúa por la calle Julio Romero de Torres, más conocido por los lugareños como Ronda del Húecar, y sin duda la calle más bonita y medieval de Cuenca. La protagonista es la piedra, tanto la natural como la construida, con edificios como el Convento de Carmelitas (actual sede de la Fundación de Antonio Pérez que alberga obras de arte contemporáneo) o la Iglesia de San Pedro, de planta ortogonal y que protagoniza con sus dimensiones la estrechez del callejero conquense. Más abajo, entre miradores y fachadas verticales que anteceden nuestros rascacielos, nos adentramos en el Pasadizo del Cristo, auténtico ejemplo del aprovechamiento urbano que se hizo en tan estrecho margen construible y que guarda una de esas leyendas salpicadas de amor, guerra, honor y honra, que siempre acaban teniendo espadas de por medio.

La Posada de San José, con elegante fachada, fue fundada por el Chantre de la Catedral para los chicos del coro, pero también perteneció a Juan Bautista del Mazo, pintor poco conocido pero casado con la hija de Diego de Velázquez, al que se le conoce un poco más. Su casa, como no en una ciudad como Cuenca, está llena de leyendas, entre las que cuentan que una de las puertas sirvió de inspiración para la famosa de Las Meninas. Es probable que no, pero es bonito pensar en que quizás allí hubiese pintado Velázquez sus famosas Meninas.

Y ya llegamos a la protagonista del Casco Antiguo, la que sería la primera Catedral del gótico construida en Castilla, la Catedral de Santa Maria. De su portada destacar que no es la original debido al hundimiento de una torre que afecto a la estructura, pero sin duda viste al conjunto de la plaza de las mejores formas, creando equilibrio al conjunto. Lo mejor de la Catedral su interior, sus capillas que recorren todos los estilos artísticos desde el siglo XIII hasta el XX y su luz, proyectada a través de obras de arte contemporáneas que generan en un mensaje simbólico el Big Ban. Arquitectura, escultura, ebanistería, pintura y Big Bang, un auténtico Templo de la Ciencia. La Catedral de Cuenca es una de las grandes joyas de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad. Y no olvides subir a su triforio y descubrir otro punto de vista (te contamos en este post todo sobre el Triforio de la Catedral de Cuenca).

Se acerca el final de la visita pero no por ello queda lo peor, seguimos con nuestra visita guiada mostrándote que ver en Cuenca cuando nos visites, porque el paseo hasta las Casas Colgadas nos llevará a través del Palacio Episcopal y el acceso al Museo de Arte Abstracto, verdadero motor cultural de la Cuenca del siglo XX y gracias al cual se conservan nuestras ilustres moradas.

Para ver bien las Casas Colgadas hay que desafiar al vértigo, pero sobre todo hacerlo sin miedo porque el Puente San Pablo además de seguro, es una auténtica obra maestra de las nueva arquitecturas desarrolladas en el siglo XIX, y construida por la Escuela de Eiffel. Cerrando el círculo que nos acompaña por Cuenca, vemos de un golpe de vista como el arte contemporáneo une como si de un hilo se tratara la piedra con la piedra y el arte con el arte. Monumentos naturales y humanos que hacen de esta ciudad una simbiosis perfecta y ejemplo de como convivir con el medio natural.

Cuenca es todo, y eso que esa palabra implica mucho. Naturaleza, ríos, bosques, paseos, chopos y pinos; pero también historia, arte, patrimonio, turismo y ciencia. Todo eso convertido en Patrimonio de la Humanidad y una de las ciudades más fotogénicas que existen, no te pierdas Las Fotografías más impresionantes de Cuenca y a cuenquear!

 



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